Las cicatrices también florecen – Reseña de «Rosas Color Noche» de Bluma Blair

«Te digo adiós, y acaso, con esta despedida, mi más hermoso sueño muere dentro de mí»
José Ángel Buesa.

Leer Rosas Color Noche, el más reciente poemario de la poeta que se presenta con el nombre de Bluma Blair, es sumergirnos en un proceso de catarsis que alivia y cicatriza el desamor con la palabra poética. Asistimos a todo un proceso de duelo, doloroso y hermoso, que va avanzando en cada poema. No para olvidar a la amada que se fue y aún duele, sino para aceptar la partida, abrazar lo que fue y aceptar el dolor para continuar adelante, creyendo aún que el amor es posible… Aunque no sea con ella.

A pesar de su juventud (la poeta nace en Colombia en septiembre del 2000, al filo del Siglo XXI, aunque actualmente reside en España) se nota la madurez poética y la familiaridad con la palabra; Bluma escribe como respira, con ansia de infinito, con esperanza a pesar de los tropiezos. Su verbo juega, va y viene, te envuelve mientras vas leyendo.

El poemario lleva por subtítulo: Las cicatrices también florecen. Y eso es lo que vemos desarrollarse en la lectura, que casi puede escucharse recitar. La voz poética es fuerte y decidida, llena de emociones: Tristeza, despecho, odio, amor, aceptación.

Cada sección del poemario comienza con una reflexión poética, precedida con un verso de José Ángel Buesa que marca un tema general de la reflexión. Luego, un primer poema titulado Como una Rosa en un Momento del Día y la Noche. La poesía, tanto como la reflexión, interpelan a la amada ausente. Es una conversación poética en la distancia que vamos descubriendo como velo nocturno: se siente la intimidad, el dolor que se interroga, las dudas y certezas, tal como lo expresa en una de sus reflexiones:

Cuando nos rompen el corazón pasamos por diferentes estadios, desde extrañar hasta el odio más absoluto.

Pasamos por el tedio, por el hastío, pasamos por el dolor, por la búsqueda, por el suplicio.

No voy a preguntar para qué, porque esta pregunta sería vana.

Mas bien me cuestiono ¿Por qué no?

Muchas veces dije amar, pocas veces lo sentí, y cuando dije algo que sentía y que me hizo ser feliz, se esfumó como la vela en el candil.

¿Habrá sido amor?

¿Habrá sido una ilusión?

Un espejismo, como diría el buen Bécquer, vano fantasma de niebla y luz.

No lo sé, y no podré determinarlo hasta que sienta algo o más grande, o mayor.

Sé que nunca hallaré a alguien como ella, pero esa es la idea.

porque la primavera siempre muere,

porque la primavera siempre llega.

Y luego nos sumergimos en la poesía, femenina, apasionada. Una voz plena que se dirige a la ausente amada:

Cuando te fuiste

Cuando te fuiste,
mi mirada se volvió cristal,
sal y agua,
mi faz apagada,
iba fastidiando poco a poco a mi inocente corazón,
ese que roto en mil pedazos
se fisuró
hasta que no quedó nada más allá del dolor,
y ahí,
cuando el amor fue tan grande que me hizo explotar;
ahí te empecé a odiar.
Princesa nunca,
yo te hice reina
de la corona que construí con mis escombros,
pusiste un peso sobre mis hombros,
en ti no queda nada más que
soledad y mucha plata.
El dinero,
al igual que la confianza,
no se compra, preciosa;
se gana,
y no a base de bala,
en este juego de afectos
no gana el que más quiere,
gana el que mejor sabe hacerlo.
Me puse los zarcillos,
mastiqué mi rabia,
maté mi madrugada,
porque te difuminabas
sin antes darme un beso.

Dicen que la poesía no es de quien la escribe sino de quien la necesita. Este hermoso poema, lleno de emociones con las que nos podemos identificar, puede servir para expresar ese estado que conocemos tan bien, donde nuestro amor se va de nuestra vida, la rabia y el orgullo; la determinación de seguir pese a todo.

Hasta el amanecer sangra

No tengo motivos para recordarte,
y muchísimos para olvidarte,
no tengo motivos para despreciarte,
y muchos para hacerte arte.
No encuentro a ninguna
con el calibre de tus besos,
con esa risa sincera,
con esa adicción por las gafas,
por esa molestia al sol;
con mi adicción a las cajas.
Yo no estoy muerta,
ni estoy viva,
soy la gata de Schrödinger,
soy el veneno en la miel.
Y hasta el amanecer sangra,
y yo me siento febril,
y yo me hallo sin ti,
y yo me siento hueca,
me siento morir.
Tú también morirás,
gritan mis voces,
¿Cuándo me iré?
grito entre toses;
pronto, murmuran,
y yo y yo,
yo ya no soy más que un eco de ti.
Pero soy maromera,
preciosa,
yo me levanto aunque no quiera.
No me enseñaron más que a seguir,
no me enseñaron más que a sentir,
aunque sea la muerte,
aunque sea la vida;
aunque sea sin ti.

«…aunque sea la muerte, aunque sea la vida; aunque sea sin ti…». El arte poético nos transporta en un viaje de sensaciones a través del poema; desde el inicio hasta un final fascinante que nos deja en los labios la sensación de vivir esa historia de manera vicaria, casi indecente y por lo tanto, más atrayente.

Las reflexiones que se intercalan con los poemas también tienen una cualidad poética de sabiduría casi inocente y certera. Como en el siguiente fragmento:

¿Alguna vez se olvida?
Yo creo que no, es más, estoy segura de que no.
Creo que volvemos el recuerdo algo con lo que podemos convivir, creo que se transforma en algo así como una nube que nos acompaña de forma permanente, es humo, no todos la ven, no todos ven el peso con el que cargamos, y sin embargo, allí está.

Recuerdo lo que decía Julio Cortázar:

«Un escritor de verdad es aquel que tiende el arco a fondo mientras escribe y después lo cuelga de un clavo y se va a tomar vino con los amigos. La flecha ya anda por el aire y se clavará o no se clavará en el blanco; sólo los imbéciles pueden pretender modificar su trayectoria o correr tras ella para darle empujoncitos suplementarios con vistas a la eternidad y a las ediciones internacionales ».1

Es una sensación recurrente al leer este poemario, está pleno de intuiciones inesperadas, de flechas en el aire que van encontrando sus blancos con precisión por caminos sinuosos. La catarsis va sucediendo, las cicatrices van floreciendo frente a nuestra vista y paciencia.

Rosas color noche

Las rosas se han vestido,
se han vestido de noche,
tienen galas negras,
ponen broche al derroche,
las rosas se han vestido,
se han vestido de dolor,
de luto,
también de rencor.
Me miro,
las miro,
¿acaso mi ocaso
de negro se ha vestido?
«¡No!», me digo;
soy yo la fiel testigo
de que la luz se tiñe de abrigo.
Pero hasta el sol de enero carece de calor,
pero hasta el invierno
carece de color.
Ella que se vistió de faro,
yo que seguí su luz,
no vi que señalaba
las rocas
no el fin de un largo tur.
Y si tu alumbro
se disfrazó de lugar seguro,
que sepas que para mí,
solo fuiste un rumbo oscuro.
No te odio,
no me dueles,
no me afectas,
no me infestas.
Fui yo quien marcó
la meta de esta recta;
ésta que termina sin ti.

Cerramos el poemario. Al final de este viaje de sensaciones que nos llevó a recorrer a través de la poesía una catarsis de desamor. Es un tema cotidiano, pero el despecho también puede ser un arte, incluso ars poética si existen las ganas y el talento. Bluma Blair, quien también dirige su proyecto Triada Literaria, escribe desde el alma y las entrañas, con un pie en cada orilla del universo. Y demuestra aquí el suficiente talento para tenernos cautivados en cada lectura.

  1. Julio Cortázar, Papeles Inesperados. Alfaguara – 2009 ↩︎
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3 respuestas a «Las cicatrices también florecen – Reseña de «Rosas Color Noche» de Bluma Blair»
  1. Avatar de barrufet4

    Sencillamente…. ¡Fantástico!
    ¡Sublime!
    Mis sinceras felicitaciones para ti, Stániel, por tan preciosa reseña. Y a Bluma, que hace que la conozco ya mucho de otros tiempos, ¡mi enhorabuena por tan hermoso poemario! Me ha hecho creer que todo es posible. Gracias. 🫂

  2. Avatar de Juan David Galeano

    aunque la conozco tan solo hace 2 años, he de decir que conocer a la autora de este libro ha sido una experiencia fascinante. he experimentado muy de cerca el poder de su poesía, lo certera que es a la hora de redactar, y ese gran talento para enganchar al lector y que se sienta identificado con cada una de sus palabras también estuve cuando lo escribió, supe lo catártico que fue para ella hacerlo, y realmente de su catarsis salió una joya como esta.
    me pareció maravilloso tu artículo, realmente destacaste puntos clave y fue una realimentación bastante buena y fundamentada, que muestran la verdadera esencia de este libro. que muestra simplemente una parte del alma de la escritora, o al menos eso muestra para mí. finalmente, tu sabes bien que yo te deseo lo mejor, ¡querida bluma! y éxitos y suerte.

  3. Avatar de Enid Isáis

    ¡Grande Bluma! Ha creado un poemario precioso. Felicidades Stániel Lobatón por introducirnos a tan talentosa poeta de la generación Z.

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  1. Gracias Barrufet4 por tu generosa devolución. Un abrazo narrativo desde Buenos Aires.