El abismo de tus ojos
Quiero ver el abismo de tus ojos,
sin alas, hasta quemarme
en la amargura de su deseo.
Volver a partir la tierra roja
bajo tus plantas
o embriagarme de tu aliento.
Por una vida y una noche
para el fuego
y dos cuerpos celestes.
La locura tiene sed
estremecida en tu costado,
se abre entre mares,
de nuevo violento,
indócil, liviano
sin mirar al cielo…
¡Dame libertad por tus venas!
Nobleza de Soles
Vine a ti con el silencio
de mis lágrimas,
algo que murmura
el fuego cuando llora
tu nombre, tus ojos,
porque todo muere
veloz y áspero
-sin ti en el condominio-
como el río destinado.
Vine a ti con el aroma
del cielo irisado,
por los rincones
de tu cuerpo,
y tus manos,
cuatro capullos
de luz y nobleza.
Soles que nacen
de tu pecho
como caricias
que tienen almas,
como nosotros
donde hay amor,
donde estás tú.
Luz de origen
Es cierto, ya había soñado
este consuelo desde el destierro,
cuando te parecías a mí
con tu luz de origen,
luz de oro, casi un río;
pero ahora vuelves
cuando estoy solo
y soy un siervo…
¡Voltea dulcemente!
¿Quién te halla sin este cuerpo?
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