La Naturaleza del Amor.

En nuestros esfuerzos por conseguir que nuestras vidas y amores sean más completos, necesitamos observar lo sencillo y lo complejo que van inextricablemente unidos con el amor. Podemos morir a causa de una falta de amor, pero también podemos sentirnos fatalmente nutridos por un amor que no tenga equilibrio.

Shakespeare presenta este dilema esencial en El mercader de Venecia. Es, sobre todo, una representación del mundo financiero isabelino y de cómo este afecta las relaciones interpersonales. Con esta obra Shakespeare nos recuerda que las relaciones laborales y económicas se encuentran en la base del resto de relaciones interpersonales.

Esta comedia enfatiza la importancia del valor económico como agente afectivo-amoroso. Las amistades perdurables están sostenidas por lazos económicos, nos dice Shakespeare en esta obra, en la que expone con sutileza las contradicciones, la doble moral que atraviesa el ser humano. 

«Si solo justicia hubiera, no se salvaría ninguno de nosotros», sentencia Porcia durante el juicio.

Porcia solo tomará por esposo al pretendiente capaz de elegir el estuche correcto de entre los tres que tiene delante. Los estuches son de oro, de plata y de plomo, y el correcto es el que contiene el retrato de ella. Dos pretendientes ya han sido sumariamente despedidos tras haber elegido los estuches de oro y de plata. Bassiano, el tercer pretendiente, favorece el de plomo, y al elegir de ese modo obtiene la mano de su amada.

La decisión de Bassiano puede sorprender a la mayoría. Habríamos elegido rápidamente el más bonito y precioso de los estuches. ¿Por qué Bassiano elige el cofre de plomo, el que contiene la imagen de Porcia, si su valor es evidentemente menor que el de el oro o la plata? Esta pregunta da pie a dos elementos importantes de la obra: la relación con el mundo mercantil y con la tradición de los cuentos de hadas.

Bassiano conoce algo sobre la naturaleza del amor. Sabe que el amor puede ser como oro o plata pura, hermoso, brillante y espléndido, pero poco práctico en el mundo cotidiano de las transacciones de cada día. No se puede abarcar la totalidad del conocimiento, pero con una visión razonable del mundo no se puede dejar de lado que, por muy deseables y hermosos que parezcan el oro y la plata, son demasiado blandos, demasiado perfectos, demasiado preciosos como para sernos útiles. Del mismo modo el amor brillante y puro no es suficiente para mantener nuestra vida cotidiana, aunque resulte la explicación más hermosa. 

Una posible respuesta apunta a que Bassiano—como nosotros—conocía la tradición de los cuentos de hadas. En estos relatos la elección de tres objetos es común; así como también lo es que lo maravilloso en apariencia resulte una decepción.

“Las más brillantes apariencias pueden cubrir las más vulgares realidades. El mundo vive siempre engañado por los relumbrones […]” 1   

Además, si uno atiende a las acotaciones escénicas al momento en que Bassiano entra en la cámara y le toca elegir, veremos que las palabras de Porcia mientras él se aproxima a los cofres, muy bien podrían orientarlo a elegir correctamente. Esto importa en la medida en que Shakespeare confiere a una mujer la propia facultad de elegir en lo que respecta a su propio futuro amoroso y, sobre todo, económico. Un tratamiento inusual para su tiempo.

El lenguaje del amor encuentra equivalencias en el de la especulación e inversión financieras. Como prueba está la escena de los cofres que habrán de determinar con quién se casará Porcia, la cual está dominada por referencias a la especulación, el riesgo y la inversión. En el cofre de plomo podemos leer la inscripción: “Quien me elija habrá de poner en riesgo todo lo que posee”. Y así lo hace Bassiano, aunque con la particularidad de que el dinero que arriesga no es suyo.

William Shakespeare, autor de «El Mercader de Venecia»
William Shakespeare, autor de «El Mercader de Venecia»

La usura estuvo prohibida durante muchos años por la censura bíblica contra ella, pero en Inglaterra se volvió una práctica legal en 1571 con un interés del diez por ciento. Sin embargo, el debate ético en torno a la misma se mantuvo abierto durante toda la época isabelina. Shakespeare aprovecha este debate para ilustrar de manera simbólica las relaciones económicas de su tiempo en función de las relaciones personales. Las figuras del mercader y del prestamista están representadas como alegorías en esta obra, que transita por las contradicciones de los seres humanos, a pesar de transcurrir en una época determinada.

Bassiano no es un alma impúdica. A pesar de estar enamorado, en varios momentos de la obra menciona su matrimonio con Porcia como una ventaja, al ser ella una rica heredera. Porcia, por su parte tampoco quiere casarse con cualquiera por prejuicios.

Si utilizamos un lenguaje metafórico, podríamos decir que el mercader le añade un valor a Bassiano mediante el préstamo otorgado y se lo vende a Porcia obteniendo una inversión nada despreciable. Porcia, a su vez, está consciente de la mercantilización de su matrimonio: “Ya que fuiste comprado muy caro, muy caro habré de amarte”, 2 le dice a Bassiano apenas han formalizado su matrimonio.

Cuando pedimos que el amor sirva a la naturaleza humana debemos estar seguros de que pueda resistir toda clase de pruebas. Concentrar la mirada en una pequeña verdad de un modo tan hipnótico, sin ver más que la angosta franja de realidad sugiere una paradoja fundamental que no puede ser resuelta por el pensamiento, puesto que contenemos una amalgama de motivaciones conscientes e inconscientes. Del mismo modo que el oro y la plata tienen que mezclarse con metales menos valiosos y ser sometidos al fuego y al martillo para darles la fortaleza que les permita ser útiles en el mundo real. De manera semejante el amor tiene que ser templado para ser completo, duradero y fuerte. Nuestros sentimientos hacia los demás son ambivalentes: una compleja mezcla de amor y odio, deseo y temor.

Por último, cuando Porcia le da semejante anillo a Bassiano, para guardarlo y no perderlo por absolutamente ningún motivo, no es solo un objeto de compromiso sino recordatorio de la riqueza material como prueba de amor y fidelidad.

En nuestra sociedad, el dinero sienta las bases del amor y la amistad. Depende de nosotros que no las determine.

Referencias

  1. Shakespeare, W. (s.f.). El mercader de Venecia. Traducción de Luis Astrana Marín. Obtenido del sitio Biblioteca.org.ar. ↩︎
  2. El original dice: “Since you are dear bought. I will love you dear”, con un juego de sentidos en la palabra Dear (caro y querido). Mi traducción. ↩︎
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Una respuesta a «La Naturaleza del Amor.»
  1. Avatar de barrufet4

    El dinero ayuda a vivir pero no hace la felicidad. El amor basado en el dinero, entonces no es amor, es interés. Y cuando se acaba el dinero, adiós muy buenas.
    ¡Interesante reflexión, Viktoria! 👌

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