
Me gusta platicar sobre literatura con la gente. No sólo es el mejor ejercicio de memoria que más me ha ayudado a desempeñar una de mis labores (soy profesor de Literatura además de editor de la revista, entre otras ocupaciones). Es la mejor convivencia que he podido tener en mucho tiempo. La sencillez de hablar y compartir lo que te gusta sigue siendo una de las experiencias más ricas en el aprendizaje. Las personas con quienes he tenido más afinidad han sido aquellas con quienes mis vínculos comenzaron por la literatura.
Quizás el problema para algunos sea que uno se ve en el trance de sentirse ignorante cuando se habla con alguien que sabemos que tiene más experiencia en el tema. Yo no lo sé en realidad: cuando desconozco algo, prefiero preguntar, aún cuando mi carrera sea en Literatura, ya que el tener el título no me garantiza tener todos los conocimientos, sino haber empezado el camino para comprenderlos mejor cuando conozco algo nuevo. Y he hallado que la mejor manera es a través de reconocerme ignorante en muchas cosas, pero con deseos de aprender.
Así pues, no debería haberme sorprendido que mi buena amiga Naoual Charif -a quien desde este espacio le hago un cordial saludo, y le agradezco las buenas y agradables charlas- recientemente me diera a conocer a Jacques Prévert.
Nacido casi con el siglo XX en 1900, irreductible a las imposiciones, versátil en los campos en que tuvo participación con sus letras y su sentimiento, durante 57 años desde que a los veinte años comenzó su participación con los surrealistas hasta 1977, año de su deceso, el mundo artístico de Francia supo de su talento, plasmado en cada creación que tocó con una sencillez profunda.
L'automne
Un cheval s'écroule au milieu d'une allée
Les feuilles tombent sur lui
Notre amour frissonne
Et le soleil aussi.1
Esta sencillez es probablemente una de las razones de su popularidad. Una popularidad que le costó ser menos apreciado en los círculos «cultos» e «intelectuales» de la Francia vanguardista. A la distancia de aquellos años, sería fácil acusar de «snobismo» a la élite literaria francesa que le tachó de «repugnante», pero me parece que en la búsqueda de nuevos y revolucionarios caminos dentro de la expresión literaria que se vivía en aquellos años, un talento como el de Prévert fue, sencillamente, incomprendido. Tal vez la sencillez con que escribía, tan asequible al común de la gente, no se consideraba como una forma de cambio, sino de estatismo y de adocenamiento en medio de las fulgurantes explosiones del desafío a siglos pasados de literatura de las propuestas vanguardistas. Aquello se suponía que debía sacudir e incluso amenazar con el derrumbamiento de la literatura. No sólo no sucedió eso, sino que las estructuras de la Literatura se enriquecieron, y en ellas, por mérito propio, también Prévert contribuyó a tal enriquecimiento.
Je suis comme je suis
Je suis comme je suis
Je suis faite comme ça
Quand j'ai envie de rire
Oui je ris aux éclats
J’aime celui qui m'aime
Est-ce ma faute à moi
Si ce n’est pas le même
Que j’aime chaque fois
Je suis comme je suis
Je suis faite comme ça
Que voulez-vous de plus
Que voulez-vous de moi
Je suis faite pour plaire
Et n’y puis rien changer
Mes talons sont trop hauts
Ma taille trop cambrée
Mes seins beaucoup trop durs
Et mes yeux trop cernés
Et puis après
Qu’est-ce que ça peut vous faire
Je suis comme je suis
Je plais à qui je plais
Qu’est-ce que ça peut vous faire
Ce qui m’est arrivé
Oui j’ai aimé quelqu’un
Oui quelqu’un m’a aimé
Comme les enfants qui s’aiment
Simplement savent aimer
Aimer aimer...
Pourquoi me questionner
Je suis là pour vous plaire
Et n'y puis rien changer.2
Una de las discusiones que siempre ha tenido lugar en los ámbitos artísticos es la de reconsiderar si aquello que es popular merece ser considerado como arte. Y me temo que aunque ni tengo la capacidad para dirimirlo, ni es mi intención hacerlo, el ejemplo de Prévert nos es útil para asumir que es posible que, dentro de esa rebeldía artística, la de Prévert fuera una reacción contra la vanguardia que no lo aceptaba, ya que entonces en Francia dicha vanguardia era la norma común para los autores literarios, ¿acaso él tenía que escribir igual que los demás? ¿Acaso tenía que ser como los demás? Y por eso, ¿es menos artístico lo que hizo?
Ello nos trae a nuestro presente: no son pocas las ocasiones en que se rechaza a uno u otro autor debido a su éxito con la gente que no siempre está en las discusiones académicas del arte: la gente común. Se nos olvida que ser popular no necesariamente quiere decir que tiene menos mérito. Cierto es que hay quienes son muy populares sin mérito alguno, mas, ¿en qué radican esos merecimientos, entonces?
Prévert escribe el guión de uno de los filmes más famosos de la historia, Les Enfants Du Paradis (Los Niños del Paraíso), en donde Baptiste, (mimo que vive del teatro de la calle), Lemâitre (aspirante a actor), Lacenaire (ladrón que pretende escribir) y el Conde se entrecruzan luchando por el amor de Garance.
La historia rebosa de todos los elementos románticos que el género del melodrama puede desarrollar. Y al igual que el melodrama, que fue un género teatral rechazado por la élite intelectual al ser su origen tan popular entre la gente, Prévert también fue pospuesto por la misma intelectualidad. Hoy Prévert es reconocido junto a Marcel Carné, el director, por haberle dado a Francia un filme del cual se enorgullece hoy el cine francés. Y de paso, con ello, se revaloró el melodrama. No me parece casual que justamente el filme se desarrollara en el lugar donde nació este género teatral, un teatro del Boulevard Du Crime. Creo que era el lugar adecuado para esta propuesta que, para la actualidad, le da un merecido lugar en la creación artística al melodrama… Y al guionista.
Por lo que puede verse de los ejemplos que he citado (su poesía, su labor de guionista), me parece que uno de esos merecimientos que deben reconocerse de un artista -que sin dejar de gustar al gran público debería apreciarse -, es el de la prueba del tiempo. Hoy las Paroles (Palabras, su famoso poemario) es una evidencia de ello en ese admirable manejo de la retórica que sugiere, se burla, y hasta seduce con una sencillez que comprenden muchos lectores, pese a que su sentido entre líneas no es exactamente simple. Ello, a mi juicio, no sólo no le resta valor a su arte, sino que lo hace más cercano a aquellos a quienes debe cautivar el arte: a la gente. Es en esto donde encuentro la belleza del arte de Prévert, y en donde no cabe confusión con aquellos que simplemente buscan el favor del público y las ventas, en quienes se advierte pronto tal deseo de venta antes que de conmover y profundizar.
En efecto, cada día que se conoce algo nuevo, es un día en que puede reconocerse, sin duda alguna, que la literatura siempre tiene estas posibilidades de ser un puente con la gente. La convivencia, la amistad, la poesía… Y pienso que Prévert es uno de esos puentes.
Para terminar, me gustaría dejarles a los lectores otra prueba de la versatilidad de un hombre que debería inspirarnos en reflexionar cuáles son los valores del arte: una de las canciones más famosas del ámbito del Jazz y del Blues (que también son géneros populares desdeñados a veces por quienes pasan por intelectuales, y que hubieron de revalorarse al paso de los años): Les Feuilles Mortes (o también conocida como Autumn Leaves en inglés).

Jacques Prévert, en una paráfrasis sencilla de su propio poema, es como es. Simplemente.
Fuentes:
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/p/prevert.htm
https://www.poemas.ar/soy-como-soy
https://www.vagabondssanstreves.com/je-suis-comme-je-suis-de-jacques-prevert
https://www.colectivo-rousseau.org/documentacion/los-ninos-del-paraiso/
- El otoño
Un caballo se desploma en medio de una alameda
Las hojas caen sobre él
Nuestro amor tirita
Y el sol también.. ↩︎ - Soy Como Soy
Soy como soy
Estoy hecha así
Cuando tengo ganas de reír
Me río a carcajadas
Amo al que me ama
Acaso es culpa mía
Que no sea siempre el mismo
El que amo en cada ocasión
Soy como soy
Estoy hecha así
Qué más pretendéis
Qué más queréis de mí
Estoy hecha para gustar
Y no hay nada que hacerle
Mis tacones son muy altos
Mi cuerpo muy erguido
Mis pechos muy firmes
Mis ojeras muy profundas
Pero después de todo
Qué puede importaros
Soy como soy
Gusto al que le gusto
Qué puede importaros Lo que me sucedió
Si amé a alguien
Si alguien me amó
Como los niños que se aman
Simplemente saben amar
Amar amar…
Por qué hacerme preguntas
Estoy donde estoy para gustaros
Y no hay nada que hacerle. ↩︎
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