Is This Love? (Una Perspectiva de «Marionettes Inc. » de Ray Bradbury)

Can’t stop the feeling, I’ve been this way before
But with you, I’ve found the key to open any door
I can feel my love for you growing stronger day by day
And I can’t wait to see you again
So I can hold you in my arms
Is this love that I’m feeling?
Is this the love that I’ve been searching for?
Is this love (is this love), or am I dreaming?
This must be love ‘cause it’s really got a hold on me
A hold on me

-David Coverdale/John Sykes-
(Whitesnake)

Para la mayoría de la gente el problema del amor consiste fundamentalmente en ser amado, y no en amar, no en la propia capacidad de amar. De ahí que para ellos el problema sea cómo lograr que se los ame, cómo ser dignos de amor, escribía Erich Frömm en su célebre ensayo de: «El Arte de Amar».

La gente cree que amar es sencillo y lo difícil encontrar un objeto apropiado para amar -o para ser amado por él-. Tal actitud tiene varias causas, arraigadas en el desarrollo de la sociedad moderna.

Y por supuesto, esta «pequeña» complicación ha sido uno de los tópicos predilectos de diversos autores. Tanto en la poesía, como en la narrativa y el drama, este tema ronda de manera consistente, de un modo u otro, en la mente de los autores.

El Amante, de Marguerite Duras; Ensayo Sobre la Ceguera, de José Saramago; La Insoportable Levedad del Ser, de Milan Kundera, Los Novios, de Alessandro Manzoni, La Odisea… Ejemplos hay, pero de entre todos ellos, me gustaría hablar de lo que tiene que decir al respecto Ray Bradbury en uno de sus cuentos incluidos en The Illustrated Man [El Hombre Ilustrado]

Ray Bradbury (Waukegan, Illinois 22 de agosto de 1920 – Los Ángeles, California, 5 de junio de 2012)siempre es citado al lado de los grandes autores de la Ciencia Ficción. Resulta sintomático que sean los autores de habla inglesa quienes nos advierten, desde la inauguración del género, de los peligros de la modernidad y del futuro. A ellos se les sumarían Orwell e Isaac Asimov, por ejemplo, para perfilar una imagen del futuro tan pesimista a través de sus obras, que difícilmente podríamos considerar que podríamos servirnos de una  historia de alguno de ellos para hablar del amor. En un futuro tan despiadado, en donde se electrocuta a los niños para evitar que gusten de las flores (A Brave New World), o donde toda intimidad ha sido cancelada por el ojo del Big Brother que te observa, patibulario, en la intimidad de tu habitación a través del ojo de un dispositivo electrónico (1984); o bien donde los habitantes de un planeta llamado Tierra lograron «exitosamente» la destrucción de Marte (The Martian Chronicles), por hablar de una obra del propio Bradbury, no cabe imaginar una idea del amor que nos haga reflexionar en lo que Frömm menciona en El Arte de Amar.

Y, sin embargo, Marionettes, Inc.1 (Marionetas Incorporadas, o como suele traducirse: Marionetas S.A.) logra ahondar en ese tema a través de una narrativa que disecta las condiciones de una relación amorosa que ya lleva muchos, muchos años…:

(…) «They turned a corner. “Honestly, Braling, I hate to say this, but you have been patient with her. You may not admit it to me, but marriage has been awful for you, hasn’t it?”» (…) 2

Quien habla así es el amigo del protagonista, Braling. Nos enteraremos de que él ha debido renunciar a un viaje a Río de Janeiro, ha soportado que su mujer se desgarrara la ropa en público y se desordenara el cabello para evitárselo, ha rehusado en diez años salir a beber una copa con un amigo… Por ella.

“Not exactly, married to a woman who overdoes it. I mean, after all, when you’ve been married ten years, you don’t expect a woman to sit on your lap for two hours every evening, call you at work twelve times a day and talk baby talk. And it seems to me that in the last month she’s gotten worse. I wonder if perhaps she isn’t just a little simple-minded?”3

Es entonces que Braling le da a conocer su pequeño secreto: mientras él ha salido a beber la copa con Smith, un androide (llamado Braling II) ha sustituido al primer Braling. Dicho humanoide, prácticamente igual en aspecto, altura  y forma a Braling, era un ingenio proveniente de una empresa llamada Marionettes Inc. Parecía su «hermano gemelo», y sólo se convenció de que no era humano hasta que acercó su oído a su pecho: un mecánico sonido de «tick –  tick – tick…» resonaba bajo el tórax de aquél que se parecía tanto a su amigo.

Abriendo un paréntesis: seguir el discurso de Smith, el amigo de Braling, es necesario para calibrar el tamaño de la situación. Como suele suceder en toda relación amorosa en crisis, la opinión de uno solo de los integrantes de una disputa amorosa es insuficiente para entender lo que estaba pasando entre ambos. En más de las ocasiones, una vez que la experiencia de «enamorarse» ya ha pasado, para ambos la intimidad pierde cada vez más su carácter milagroso, hasta que su antagonismo, sus desilusiones, su aburrimiento mutuo terminan por matar lo que pueda quedar de la excitación inicial.  Por ende, cada uno de los dos tiene su propia versión de la historia.

Para Braling, sólo se trata de un respiro:

(…) “You don’t know what this means. Just a little respite. A night or so, once a month even. My wife loves me so much she can’t bear to have me gone an hour. I love her dearly, you know, but remember the old poem: ‘Love will fly if held too lightly, love will die if held too tightly.’ I just want her to relax her grip a little bit.” (…)4

Claramente para Braling, el recurrir a un doble androide tiene para él la utilidad de justificar esa falta de intensidad de la que habla Frömm cuando la intimidad ha perdido su carácter milagroso. Yo me pregunto cómo es que una mujer con tal temperamento como para intentar obligar a Braling a permanecer y disuadir de su proyectado viaje a Río pudo haber disminuido. Una relación como ésta pasa por un momento en el que la excitación inicial, una vez pasada, ya no la comparte el hombre. Nuestro Braling no ha comprendido que su esposa desea que permanezca, porque para ella esto no necesita que le «dejen volar» simplemente. Por alguna razón que Braling no ha comprendido, el «agarre» (grip) de ella no ha disminuido.

Y, por el contrario, Braling II, el androide, cuando le preguntan si cuidará bien de ella, responde: 

(…) “Your wife is rather nice,” said Braling Two. “I’ve grown rather fond of her.” (…)5

Preocupante, todo lo más: en la propuesta de Bradbury, el robot ha comprendido, en su complejo sistema de simulación humana, que Nettie es una persona que, poseyendo las mismas características de Braling, le quiere y la encuentra encantadora.

En estos tiempos de Inteligencia Artificial, ¿es eso posible? ¿Es posible que las inteligencias artificiales puedan desarrollar algo como el cariño? Muchos se han preocupado de la capacidad de las Inteligencias Artificiales para crear arte y dejar fuera del ámbito competitivo a los artistas de carne y hueso que diseñan ilustraciones con técnicas, imaginación y paciencia. Muchos hoy siguen debatiendo la posibilidad de que las dichas IA’s puedan escribir incluso mejor, pero… ¿Amar mejor?

Todo lo que podría yo aportar al debate,  desde la perspectiva del relato, es que la IA responde a circunstancias dadas y resuelve de acuerdo a la situación que se le plantea. Para este Braling II, aparentemente esa decisión le lleva a mejor querer a la esposa de su dueño que a compartir la idea de hallarla asfixiante.

Como si este androide tomara inspiración de Frömm, pareciera que ha considerado mejor asumir su rol, pero difiriendo del Braling original en su intolerancia para con ella. Es claro que mientras en la personalidad de cada uno de nosotros existe la posibilidad de una cosa u otra, también está el germen de nuestra capacidad de decisión. Y este androide Braling optó por la de querer, amar…

Cuando se confronta finalmente con el hombre, el androide no sólo le confiesa que se ha enamorado de su mujer, sino que le dice claramente algo de lo que no se ha abierto la posibilidad en el cerebro de Braling:

(…) “And I’ve been thinking,” said Braling Two, “how nice it is in Rio and how I’ll never get there, and I’ve thought about your wife and—I think we could be very happy.” (…)6

Braling Dos ha razonado que dicho viaje no tiene mucho sentido si no se cuenta con la presencia de ella. Para el androide no existe ese egoísmo de preservar algo para él solo, cuando la unión del matrimonio ha hecho que las cosas que se sueñan y comparten sean para dos. Por ello, y además por las condiciones de su vida como androide (estar encerrado en su caja mientras no se le requiere), nos hacen pensar que el gozo mismo del amor le hace sentirse con deseos de ser algo más, de hacer algo más que seguir siendo una marioneta. Si podemos transpolar este discurso de Bradbury, podría decirse que la marioneta (Braling Dos) aprendió, como buena Inteligencia Artificial, a entender lo que es mejor para ella. Y dentro de toda esa manera tan pesimista de ver el mundo que tuvo el autor de Fahrenheit 451 en otras tantas narraciones, en ésta nos brinda la posibilidad de reflexionar que dos seres, en una ficticia situación de ciencia ficción, con capacidad de elección, pueden elegir uno por sí mismo y otro por la otra persona. 

Puede argüirse que Braling deseaba su viaje a Rio y verse libre por un tiempo de su esposa, porque también se quería a sí mismo. Pero Frömm de nuevo, ahora citando a Meister Eckhart:

(…)«El egoísta no puede amar a los demás, pero tampoco a sí mismo. “Si te amas a ti mismo, amas a todos los demás como a ti mismo. Mientras ames a otra persona menos que a ti mismo, no lograrás realmente amarte, pero si amas a todos por igual, incluyéndote a ti, los amarás como una sola persona y esa persona es a la vez Dios y el hombre. Así, pues, es una persona grande y virtuosa la que amándose a sí misma, ama igualmente a todos los demás”». (…)

Aparentemente se descubre en esta trama una idea del amor que desarrolla este Braling Dos, que pareciera provenir del acervo al que puede tener acceso un sistema computarizado, como el de un androide. Un razonamiento en donde descubre que puede enamorarse de alguien sin hartarse de ella, estando en igualdad de condiciones a su doble humano, porque puede elegir lo mejor. Y lo mejor para este androide, lo que le ha hecho desear una mejor vida para disfrutar… Es el amor.

Ray Bradbury
Ray Bradbury

Por supuesto, Bradbury pone, en el terreno de la suposición y la fantasía de la ciencia ficción, estos argumentos en labios de un robot. Pero aunque pudiéramos decir que si una Inteligencia Artificial puede llegar a tomar esa decisión, ¿porqué no un ser humano?, sería mejor hacerlo saber de otro modo:  si somos capaces de tener tan alta idea del amor, ¿porqué mejor no practicarlo?

«En su libro de ensayos Zen in the Art of Writing (publicado originalmente en 1990), Bradbury incluyó un poema: «We Have Our Arts So We Won’t Die of Truth». En la edición española del libro el título se tradujo como «Tenemos el arte para que la verdad no nos mate»; esta frase no incluye la idea —difícil de comunicar claramente en español— de que  «morir de verdad» («die of truth») podría ser algo similar a «morir de cáncer» o de cualquier otra enfermedad. La realidad como un mal, o, más precisamente, la mirada fija en la realidad «sin ningún agregado ni ayuda» como un mal». 7

A cambio, el amor nos permite soñar. Siempre. Tanto, como ahora sueñan dos buenos amigos de esta revista, colaboradores de la misma: Maritza Vázquez y José Antonio González Gómez, a quienes dedico esta reflexión sobre una de esas lecturas que me son muy queridas de este célebre autor norteamericano, y con éste aprovecho para ofrecerles mis parabienes a ambos con motivo de su enlace matrimonial. Yo espero que encuentren, como Braling Dos, un motivo en el amor para vivir la vida intensamente.

Referencia: FRÖMM,Erich; El Arte de Amar; trad. al esp. de Noemí Rosenblatt y Bernardo Moreno; 1956.

  1. Incluido en el volumen «El Hombre Ilustrado» [The Illustrated Man] ↩︎
  2.  (…) — Honestamente, Braling, odio tener que decírtelo, pero has tenido mucha paciencia con ella.  Podrás no admitírmelo, pero el matrimonio ha sido terrible para ti, ¿cierto? (…) ↩︎
  3. (…) —No exactamente. Casado con una mujer que todo exagera. Quiero decir, después de todo, cuando uno lleva diez años casado, no espera que una mujer se siente en su regazo durante dos horas todas las noches, ni que le llame al trabajo doce veces al día y le hable como a un bebé. Y me parece que en el último mes ha empeorado. Me pregunto si tal vez no sea un poco «ingenua». (…) (La palabra es un compuesto: «simple-minded», que podría traducirse así. Pero que hace alusión a su condición de simple, rayana en la estupidez) ↩︎
  4. (…) — No sabes lo que esto significa. Sólo un pequeño respiro. Una noche o dos, incluso una vez al mes. Mi esposa me ama tanto que no puede soportar que me vaya una hora. La amo entrañablemente, ¿sabes?, pero recuerda el viejo poema: “El amor volará si se lo sostiene con demasiada ligereza, el amor morirá si se lo sostiene con demasiada fuerza”. Sólo quiero que relaje un poco su agarre.” (…) ↩︎
  5. (…) — Tu esposa es bastante agradable”, dijo Braling Dos. Me he encariñado con ella. (…) ↩︎
  6. (…) — Y he estado pensando- ,dijo Braling Dos, – en lo bonito que es Río y en que nunca llegaré allí, y he pensado en tu esposa y… Creo que podríamos ser muy felices”. (…) ↩︎
  7. De CHIMAL, Alberto en: https://expansion.mx/opinion/2012/06/08/opinion-lo-que-formo-e-inspiro-la-obra-de-ray-bradbury ↩︎
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  1. Avatar de barrufet4

    ¡Gran reflexión, maestro! 👏👏

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  1. ¡Muy buen artículo, Viktoria! Una muy interesante reflexión que invita a seguir reflexionando sobre la evolución humana. 👏👏