El Sencillo Milagro de la Naturaleza y la Existencia: Emily Dickinson

I heard a Fly buzz – when I died –
The Stillness in the Room
Was like the Stillness in the Air –
Between the Heaves of Storm –
The Eyes around – had wrung them dry –
And Breaths were gathering firm
For that last Onset – when the King
Be witnessed – in the Room –
I willed my Keepsakes – Signed away
What portion of me be
Assignable – and then it was
There interposed a Fly –
With Blue – uncertain – stumbling Buzz –
Between the light – and me –
And then the Windows failed – and then
I could not see to see – 1

La morosa descripción de una escena que sugiere la pérdida de la luz, la presencia de esos insectos (las moscas) que suelen aproximarse a la presencia de la Muerte, y tal vez el hecho de sentirse ante la presencia de un dios testigo, a modo de juez último, quizás podría pertenecer, por la forma que emplea la autora, al trabajo poético más cercano a nuestros días. Pero además de ello, el ritmo rico en texturas, silencios, acentos, construyendo en este caso una armonía semejante a un responsorio, a una oración oscura dedicada a la muerte… Tal es la poesía de Emily Dickinson, llamada por antonomasia, como la Poetisa de la Naturaleza.

Poetisa de la naturaleza y las ideas, -pues Emily Dickinson subsume la forma de sus versos a las ideas que desea expresar-, nace el 10 de diciembre de 1830 en Amherst, Massachussets. En el horizonte de los incipientes Estados Unidos de Norteamérica se aparecerá la dolorosa Guerra de Secesión en algunos años, y la literatura en general procurará retratar en sus descripciones el ambiente campirano, común y corriente, simple, de esa tranquilidad previa a la Guerra Civil.

Ello no implicaba que el estilo grandilocuente en la prosa y la poesía fueran ajenos al reconocimiento de las tradiciones folklóricas americanas (Walt Whitman, por ejemplo). Por ello, Emily Dickinson destaca entre los poetas americanos por el carácter sencillo de su lenguaje que, no obstante, se permite una detallada descripción de la naturaleza como inspiración y forma per se de expresión a través de esa sencillez propia de su poesía.

This is my letter to the world
That never wrote to me.—
The simple news that Nature told,
With tender majesty.

Her message is committed
To hands I cannot see—
For love of her, sweet countrymen,
Judge tenderly of Me! 2

No hay en las líneas de Emily Dickinson sino la contemplación que ella atribuye a la grandeza de la Naturaleza, pero cargadas de un sentido que reconoce en ella sus dones y su belleza. En las cosas más pequeñas, la naturaleza es la que anima y provee a la vida de un sentido profundo.

Of all the souls that stand create
I have elected one.
When sense from spirit files away,
And subterfuge is done;

When that which is and that which was
Apart, intrinsic, stand,
And this brief tragedy of flesh
Is shifted like a sand;

When figures show their royal front
And mists are carved away,—
Behold the atom I preferred
To all the lists of clay! 3

Sin embargo, la forma poderosa de su retórica, aunada a su inevitable ritmo y forma, recurre por su sencillez a metáforas inolvidables, serenas, pero intensas: describir la vida como «tragedia de carne que se mueve como la arena» habla de una pluma que, en forma profunda,  predice las formas poéticas en que a través de ahondar en la observación de la vida, se encuentran las palabras que permiten avizorar algo más allá de las mismas, algo que late más allá de la naturaleza del amor: el reconocer, en medio de «lides de arcilla» al «átomo que ella prefirió»: tal es la condición del amor, que sólo busca a aquello que es tan diminuto en el universo, pero que es más grande que todas las promesas que, como la niebla, ocultan el sentimiento verdadero, indivisible.

Emily Dickinson
Emily Dickinson

I felt a Funeral, in my Brain,
And Mourners to and fro
Kept treading – treading – till it seemed
That Sense was breaking through –
And when they all were seated,
A Service, like a Drum –
Kept beating – beating – till I thought
My mind was going numb –
And then I heard them lift a Box
And creak across my Soul
With those same Boots of Lead, again,
Then Space – began to toll,
As all the Heavens were a Bell,
And Being, but an Ear,
And I, and Silence, some strange Race,
Wrecked, solitary, here –
And then a Plank in Reason, broke,
And I dropped down, and down –
And hit a World, at every plunge,
And Finished knowing – then – 4

El amor, la angustia, la naturaleza, la muerte… Por derecho propio, la eterna soltera es una de las plumas que ahondan en los misterios de la vida con una concisión marcada por la sencillez que, sin embargo, es de ésas que apuntan al cielo. Si bien la poetisa no conoció en vida la satisfacción de la publicación de su trabajo, (pues muy pocos textos fueron impresos en vida de ella, y además, adulterados por los usos editoriales de aquella época), la posteridad nos permite releerla con mayor sentido, cuando buscamos que las palabras sencillas tengan el significado no del diccionario, sino de la poesía. Cuando el ritmo es suficiente en poemas como canciones, en reflexiones como sencillas observaciones.

Un 15 de mayo de 1886, Emily Dickinson se elevó a ocupar su lugar con Ralph Waldo Emerson, Walt Whitman y Edgar Allan Poe, con el vuelo sencillo de quien ya sabe el camino al corazón de la poesía: el sentido, más que el oropel de los grandes términos y los versos de batientes ritmos enérgicos. Tan simple como las mismas palabras que constituyeron sus temas: vida (life), angustia (anguish), naturaleza (nature), muerte (death). Pocas sílabas en cada palabra para conceptos tan trascendentales… Quizás porque Emily Dickinson adivinó que así es la grandeza: sencilla y elemental.

Fuente de textos y detalles generales: MILLER, James E.; CÁRDENAS DE DWYER, Carlota; HAYDEN, Robert; et al: UNITED STATES in Literature; Scott, Foresman and Company; USA; 1982.

  1. Escuché el zumbido de una mosca – cuando morí –
    La quietud en la habitación
    Era como la quietud en el aire –
    Entre las oleadas de la tormenta –
    Los ojos a mi alrededor – los habían secado –
    Y los alientos se afianzaban
    Para ese último comienzo – cuando el Rey
    sea testigo – en la habitación –
    Legué mis recuerdos – Firmé la renuncia
    Qué parte de mí sería
    Asignable – y entonces fue
    Se interpuso una mosca –
    Con un zumbido azul – incierto – tambaleante –
    Entre la luz – y yo –
    Y entonces las ventanas fallaron – y entonces
    No pude mirar para ver-
    ↩︎
  2.  Esta es mi carta al mundo.
    que nunca me escribió.—
    la simple noticia que la Naturaleza comunicó
    con tierna majestad.
    Su mensaje está encomendado
    a manos que no puedo ver:
    por amor a ella, dulces compatriotas, 
    ¡Júzguenme tiernamente!
    ↩︎
  3. De todas las almas que se mantienen en pie,
    he elegido una.
    Cuando el sentido del espíritu se desvanece,
    y el subterfugio se acaba;
    cuando lo que es y lo que era, 
    aparte, intrínseco, persiste,
    y esta breve tragedia de carne
    se mueve como la arena;
    cuando las figuras muestran su frente real 
    y la niebla se desvanece,
    ¡contempla el átomo que preferí
    a todas las lides de arcilla!
    ↩︎
  4. Sentí un funeral en mi cerebro,
    y dolientes de aquí para allá
    siguieron pisando, pisando, hasta que pareció
    que la sensación se abría paso.
    Y cuando todos estuvieron sentados,
    un servicio, como un tambor,
    siguió sonando, sonando, hasta que pensé
    que mi mente se estaba entumeciendo.
    Y entonces los oí levantar una caja
    y crujir en mi alma
    con esas mismas botas de plomo, otra vez,
    entonces el espacio empezó a tañer,
    como si todos los cielos fueran una campana,
    y el ser, sólo un oído;
    y yo, y el silencio, una extraña raza,
    naufragados, solitarios, aquí.
    ↩︎
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Una respuesta a «El Sencillo Milagro de la Naturaleza y la Existencia: Emily Dickinson»
  1. Avatar de barrufet4

    Muy buen artículo, maestro. 👌👏👏

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  1. Prometedor reencuentro, Salva. Gracias por compartir.