Héctor Miguel Arroyo: Furia y Juventud (Entrevista)

¡Juventud, divino tesoro,
ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro…
y a veces lloro sin querer…

La Flores del Mal, la obra maestra de Charles Baudelaire, la escribió entre los 22 y los 23 años de edad. Y aunque permaneció oculta hasta que decidió publicarla a los 36 años, en ella se nota todo el ímpetu de la juventud transgresora. Un ánimo indomable, un espíritu disruptor como sólo puede tenerse en una edad en donde las consecuencias parecen tan lejanas…

La Canción de Otoño en Primavera, de la pluma de Rubén Darío, resume el anhelo de quienes añoran la juventud a través del personaje de esta poesía… 

En fin: que la juventud, como tema de la poesía, o como característica, se erige como siempre deseable. Pienso que algunos escritores se dan cuenta de que la juventud es donde debe apurarse el elíxir de la poesía, vivirla, y disfrutarla. Es ahí donde incluso el amor por la forma surge de la idea de un juego, de una diversión. Y donde las letras se tornan vida.

«Pues la verdad, desde muy pequeño, no sé… Podría haber tenido 9 ó 10 años la primera vez que escribí. Fue, además sobre un poema de colores y sentimientos. Desde pequeño me sale escribir».

A veces, no siempre pensamos, de jóvenes cuándo, cómo, o porqué. Nos preocupa «de qué» escribir, sin saber que al avanzar la tarde de nuestra vida, ya no nos hacemos preguntas. Escribimos, porque lo sentimos necesario. No importa ninguna de las cuestiones anteriores:

Furia
Mente cerrada,
inunda tu mente cerrada.
La cabezonería inundada
por pensamientos adversos,
sin buena intención.
Ganas intensas de gritar,
desahogar cada lágrima inmadura
sobre el libro que decía:
“todo tiene su parte positiva”.
«Falacias», dice el insensato al leer esta estupidez.
Al fin, calma noto cuando mi mente
se refugia en mi realidad.
Saber que cada persona tiene su verdad,
su justicia,
aunque a ti no te parezca bien,
a ella sí.
Que no todo depende de ti,
que el mundo no gira sobre ti.
Cada mente, un lienzo en blanco,
que cada persona debe de dibujar el suyo,
sabiendo que a cada uno le gustará
más o menos el suyo,
pero nos tenemos que agradar.
Furia que debe ser desatada,
como este insensato
se desata escribiendo
esta poesía.
Poesía llena de furia,
con el conocimiento de que nunca
será reconocida.

El joven poeta Héctor Miguel Arroyo Foncuberta
El joven poeta Héctor Miguel Arroyo Foncuberta

La voz que relata en sencillos términos que comenzó a escribir a la edad de 9 o 10 años es la misma que ya comienza a desatar la furia de la vida en encendidos versos: él es el joven poeta Héctor Miguel Arroyo Foncuberta, nacido en Málaga, España, «y siempre la escritura ha sido un medio por el cual vomitar sentimientos y hablar verdades. No tengo ningún libro, pero siempre que ha habido competiciones literarias en mi instituto, me he llevado el oro. Mi estilo y géneros podría definirse como, ser yo mismo, no me gusta encasillarme en algo.
Mi objetivo como escritor es tanto emocionar como hablar de realidades actuales».

No parece tan distinto del ímpetu que animó en alguna ocasión a las generaciones poéticas que, como los simbolistas, llevaron su vida a sus letras (o tal vez sus letras a la vida, no lo sé); como los lakistas que formaron un grupo marcado por ese cercano  adolescente de la literatura que vino a ser el Romanticismo, cuyos versos ya avizoraban al cantar al sueño del opio, a la pesadilla, a la pasión…

Memorias del Edén
Con la ligereza de una pluma,
deambulando entre memorias del Edén.
Perdidos se hallaban sus recuerdos,
arrebatados por aquella maligna deidad.
¿Por qué atacar a aquella que me construyó?
No dormiré hasta volver encontrar,
el rojo tan puro con el que pudo pintarme,
sus cristales por los que me miraba.

Largos paseos por nuestras historias,
al buscarlos en tu laberinto no los verás,
por ambos cumpliré nuestra promesa,
esa que no consigues recordar con claridad.

La de nunca olvidar el amor que guardamos,
lo haré sin dudar ni un segundo.

A ti, clavel que adorna tu terciopelo gris,
gracias por luchar con tanto por vivir.

Si un día el vacío me mata
y si tu hermosa luz tenue se apaga,
nos veremos en el paraíso de tus olvidos

para abrazarnos y esbozar un nuevo recuerdo.

-A mi abuela-

Héctor Miguel escribe sobre (…) «toda idea que me guste y haga que se me encienda la bombilla es bienvenida. Aunque ahora estoy más centrado en escribir sobre temas más controversiales o invisibilizados como: los trastornos alimenticios, el Alzheimer, el egoísmo…»

Y lo que consideramos sólo una condición material, Héctor Miguel la adopta como parte de un proceso donde no le es indispensable publicar, vender, promoverse…

«Nunca, siempre he sido mucho de escribir, pero sólo para mí.
Creo que también, porque todo lo que escribo tiene una gran carga emocional, y me gusta escribir con mis cinco sentidos.
(…) Por ahora es un «hobby», pero ¡quién sabe!, todavía tengo una vida entera por vivir y descubrir. Yo seguiré escribiendo y disfrutando de lo que hago».

Juventud, divino tesoro. Y por supuesto, podemos estar confiados en que lo que viene de Héctor Miguel deberá ser prometedor. Porque si a pesar de la juventud se ha comprendido que primero es la poesía, el placer y el gusto de cultivarla… Ya se sabe bastante…

Espejismos
Pequeño inocente,
falsas esperanzas contienes,
ilusiones que se vuelan
como hojas al viento,
huyendo de una realidad
totalmente diferente.
Espejismos que confunden
a un alma en anhelo,
sueños destrozados sobre un suelo
hecho por falsas promesas,
perdido entre el laberinto del futuro,
buscando la salida correcta.
Todos dicen que persigas tus sueños,
mas nadie te dice lo que has de sacrificar
para obtenerlo;
todos dicen, todos dicen…
Falsos espejismos tristes,
pero al contrario de todos…
Realista.

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  1. ¡Muy buen artículo, Viktoria! Una muy interesante reflexión que invita a seguir reflexionando sobre la evolución humana. 👏👏